sábado, agosto 27, 2005

Y los muchachos del barrio le llamaban loca, y unos hombres vestidos de blanco le dijeron veeeeeeeeeen!!!!

La fuerza de la naturaleza me llama como a una bestia hambrienta. La locura me tiene poseída. O es el agua, el cambio de la temperatura, qué mierda es, no sé. Termino la semana después de que mi hemisferio derecho (les conté que no tengo hemisferio izquierdo? =>ah-ah=>no crean que eso explica todo) atraviesa por un campeonato de squash de las emociones, y solo sobrevivo gracias a mis gotitas de teflón que me traje en 7 hermosas botellitas de Francia. Manejo la Joyita, mi Yaris Sport por las calles para llevar a la Exorcista a su Exorcismo y la perversión que ya creía agotada en mí empezó a sudar por mis poros. Ví el río desbordarse, ví el árbol flotar y lo único que quise fue desnudarme y correr hacia el río, revolcarme en el barro y amarrarme al árbol, ver más agua y más ríos fueras de sus caudales. Hundirme y volver a salir, ver como todo se salía de control y yo no lo podía manejar, pero no solamente eso, yo quería participar, yo quería hacerlo reventar, yo quería que explotara conmigo adentro. Me vine lo antes que pude.
Todavía no me puedo despegar de mi vidrio.

sábado, agosto 20, 2005

Me chocó Vito Corleone



Tuve una semana de mierda. Exitosa a cagarse, contadictoria como solamente lo puede ser mi vida. Estresante, agotadora, intensa, crítica; pero exitosa, no lo puedo negar.

Este cuento de la vida moderna de trabajar con metas autoimpuestas (que se renuevan y suben de rango) todos los meses y en forma vertical me tiene hasta las tetas, porque eso implica que adem
ás tengo que cumplir con las metas de mi jefa, las del jefe de mi jefa, y de ahí pa'rriba hasta llegar al CEO y las metas de mi compañía multinacional.
Pero eso no es nada, si le sumo el hecho que tengo que acarrear con la envidia que le tengo a mi marido por ser todav
ía un estudiante que puede llegar a la universidad a las 10 tranquilamente (cuando yo ya voy en el tercer punto de la curva del estrés) y que le regalan notebook cada vez que decide cambiar de oficina/piso/país - por lo menos es un punto que ya sumo - envidio su vida de eterno estudiante.
Pero m
ás encima; resulta que ahora toda mi experiencia de scout no me sirvió de absolutamente nada: mi hija de 8 años se encuentra en plena adolescencia, es peor que la protagonista del Exorcista y está lista para el Open Door. Es más: le tengo miedo. Se enoja, el demonio la posee, se va a negro y un día de estos me va a sacar los ojos con una cuchara y se los va a comer. Sí. Le tengo miedo. Le pinté la pieza de rosado, la empapelé y tuve que arrancar cuando se enteró que en el proceso le había sacado un chicle. O ella termina en el Open Door o yo en la Fundación Las Rozas con el cura Correa.
Y por
último, es difícil para mí trabajar con la plata del resto. Es mucha la responsabilidad. No demasiada, no digo eso, pero mucha. Espero que mis clientes estén conscientes de eso. No peleo más con ellos, se ponen histéricos si el dólar baja, sube, no me escuchan, no ven a largo plazo, me ponen histérica a mí y soy la que debe mantener la calma. Entonces me llevo la pega a la casa, distancio las reuniones para poder estar tranquila, me dio por hacer reuniones almuerzo, te y comida. Me faltan los puros desayunos. Tengo todo el día copado.
Llego destruida a la casa, el estudiante ha llegado hace mucho rato y la exorcista me espera con una cuchara para sacarme los ojos porque no la quiero o me com
í su chicle.
Pero ven
ía una lucecita en el camino: el jueves se iba a la nieve por dos días con su super vip colegio y yo me quedaba sola con mi estudiante: dos días de amor, o por lo menos, de tranquilidad.
(No insertaré en este p
árrafo todo lo que corrí consiguiéndome las antiparras, comprando guantes, bloqueador, gorro, bufanda, etc).
Bueno, no fueron ni d
ías de amor ni tranquilidad. Mi estudiante se enojó porque a la hora del amor no pude mover ni un dedo de lo agotada que estaba (vaya que no soy una maquina sexual) pero ni me imaginaba lo que me esperaba al día siguiente........
Estaba esperando que la exorcista llegara de la nieve cuando veo que una camioneta se estaciona al lado de mi "joyita" (mi Yaris Sport a estas alturas ya es una joyita) y le digo a Javier, mi estudiante: mira, la misma camioneta que me choc
ó hace un mes.
Dicho y hecho;
SCRAAAAAAAAAAAAAAAAAATCH!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Una camioneta casi igual, pero esta vez m
ás grande, del porte de un edificio, atropella las latas de mi joyita. Mi Yaris. Corro, como una despavorida, para encontrarme de frente con nada más y nada menos que el protagonista de Los Sopranos. La misma guata, manos en los bolsillos, la cadena de oro brillando en la oscuridad, los mismos ojos porcinos. Su camioneta-edificio roja con los vidrios polarizados.
Y antes de que me pidiera que besara su anillo se identific
ó (sacó su tarjeta brilloooooooooooossssssssssa) y me dijo que pertenecía a esta clase de negocios......-aquí casi me desmayo- "Soy dueño de los buses P......"
Si no dije COOOOOOOONCHATUAHUELA, lo pens
é bien fuerte. Hay alguien más mafioso dentro de los rubros del comercio? Alguien con mejor abogado? Rápidamente puse mi mejor sonrisa y de su lado no me moví en toda la noche, hasta que llegó mi exorcista de la nieve.En el intertanto conocí a su hija, la "Sharon Jané", y sus amigos, "el pulpo" y "el calamar".
Lleg
ó el clan infantil, y me fui a comer a la casa de mi papá, donde la palabra "comer" fue solamente un artilugio para "vámonos rápido que quiero dormir".
Ahora mi estudiante est
á en Concepción, en un cumpleaños infantil donde mi estrés habría ahorcado a los niños junto a los invitados, esperando que la exorcista empiece a hacer las tareas de matemáticas para yo hacer su proyecto de ciencias (a ella tampoco le alcanza el tiempo para cumplir con las metas), y esperaré a que la hora pase para agarrar la de pisco con la sprite zero a ver si esta noche duermo sin soñar que me persiguen mis metas, el exorcista, corleone, mi sueldo, y mi Yaris, que ya debe costar un millón menos.
Por qué fue buena la semana? Yo siempre cumplo con las metas! Las m
ías, las de mi jefa, las del jefe de mi jefa, las del CEO, las de la multinacional, hasta las del colegio de mi hija. Indispensable la media cagaíta que viene en el paquete. Indispensable, sino, no se cumplen.



lunes, agosto 01, 2005

Y esto era lo que faltaba por minarme las ganas.
Aunque mi abuelita me lo había advertido. Cristiiiiiiiiina, me decía. Uno no puede confiar ni si quiera en sus dientes. Y cuando se pierde el respeto, es lo último que perdiste. Ya no queda nada.
Se va el dinero, se va el amor, se van los hijos. Pero cuando perdiste el respeto, se fue todo y se cerrò la puerta de la casa por fuera. Mil veces. Como las tabalas de multiplicar. Me lo repetìa cada vez que almorzábamos.
Ay, por Dios, qué imbecilidad, qué estupidez, qué mal gasto de energía.
Y todo por hacer feliz a alguien, todo por ver sonreir a un alma triste.
Y creo que pese a que me den en el suelo, siento que pese a que me desangre mil veces intentándolo una y otra vez para lograr algo, una pequeña sonrisa, aunque sea de segundos de suspiros, aunque sea momentánea, aunque sea agradecida con ofensas y con gritos, yo simplemente no voy a cambiar.
Y no voy a cambiar porque siento que soy una persona buena. No soy una mujer mala.
Puedo tener todo lo que me digan.
Puedo fumar como carretonera de feria libre, puedo hablar como italiana en la ópera, puedo reírme hasta que se escuche en todo el país y bailar hasta el amanecer. Puedo hacer vibrar hasta la persona más amarga del planeta y tomarme una botella de pisco sour con una amiga sin que me dé vergüenza el mareo ni el prejuicio. WOW, qué pecadora que soy.
Por Dios, qué pecados cometo.
De verdad, prefiero caminar desnuda por la Alameda pesando 150 kilos que tapar mi moral de las personas por sentirme sucia y fea.
Yo me siento hermosa y auténtica; pero hoy estoy triste hasta la muerte.
¿Cómo me voy a negar a mí misma?
Jamás he actuado con el odio y la rabia necesaria para dañar a alguien; prefiero besar y abrazar, acariciar y amar; compadecer mil veces sin juzgar la responsabilidad que le cabe a alguien sobre sí mismo.
¿Que a qué vine a esta Tierra? ¿Y qué chucha sé yo? Sólo puedo seguir siendo honesta y decir que Dios no me dio el Don de juzgar a nadie pero sí la capacidad de ayudar a muchos; y no sólo la capacidad, sino también el deber.
Voy a seguir buscando la paz, voy a seguir buscando la alegría.
No sólo para darla, también para sentirla.
Y si me tomo una botella de pisco con mis amigos, si me fumo una cajetilla de cigarros en el intertanto, si me río de sobra, o ayudo a alguna persona sola que se duerme entre un basurero y un perrito espero ser tratada con el mismo respeto que si me comiera una ostia. Porque sigo siendo una buena mujer, y como no vine a juzgar a nadie a este mundo, exijo que no me juzgen como a una desconocida.
Exijo que no me ofendan.
Exijo respeto.
Porque yo abrazo y doy felicidad. Y si me equivoco, pido mis sinceras disculpas. Sólo el que las rechaza no posee la suficiente capacidad de amar a futuro.
Y en ese caso prefiero andar desnuda por la Alameda que seguir escondiendo absurdamente una forma de ser que no tiene otro sentido que evolucionar para ser y dar felicidad.
Quien me juzgue, no me ame.
Es verdad, la fuerza no está hoy en mi escencia; pero volverá. Como siempre, volverá.
Y yo volveré a fumarme la cajetilla, y volveré a recoger al mendigo y al irresponsable, y volveré a bailar y a reirme.
Pero para que eso suceda, debo primero vaciar mis ojos y mi espíritu.
Vaciar para volver a llenar. Llorar, llorar, llorar, olvidar.