domingo, noviembre 13, 2005

La cuna vacia

Esta es la segunda vez que me despido, pero juro que es lejos la mas dificil. Lejos. Ahora planeo comprar cortinas y odio las cortinas.
Anoche miraba por la ventana la noche exquisita que estaba en mi ciudad, y lo unico que queria era compartirla, pero no habia quorum, habia tele; pero mejor asi, prefiero acostumbrarme a no contar que a contar, a no tener que a tener, a no mirar que a mirar.
Asi que cuando me dormi unos brazos me esperaban y preferi una almohada vacia.
Que dificil es despedirse cuando todavia se esta.
Es como estar con un fantasma, un espejismo, una jugarreta. Una mala broma.
Pero tengo que reirme, tampoco puedo evitarlo, aunque quisiera, para no parecer payasa de poca monta, pintarrajeada lloriqueando que a veces esboza sonrisas, ridicula egoista que tampoco es capaz de proyectar un año de su vida porque se le acabaron las promesas.
Por lo menos se lo que valgo para mi misma y todo lo que me ha costado llegar a construirme en 30 años aunque eso pese menos que una pluma en la vida de los brazos que me quieren rodear por las noches, por eso es mejor la almohada vacia: soy demasiado masoquista y podria gustarme pesar tan poco.
Guardo en mi cabecita de niñita inmadura la cuna vacia, los proyectos logrados, las arrugas en las manos, el avion que despega.